Ser persona adulta mayor hoy en Perú
Una persona adulta mayor hoy en el Perú experimenta un desafío y una oportunidad para todos.
¿Te has preguntado alguna vez qué significa envejecer en el Perú de hoy? En un país donde la población de personas adultas mayores ha crecido significativamente, alcanzando casi el 14% del total de habitantes, nos encontramos frente a una realidad que exige atención, respeto y, sobre todo, acción.
Una persona adulta mayor representa un pilar fundamental en la construcción de nuestra sociedad. Ellas han contribuido, y continúan contribuyendo, con su experiencia, sabiduría y valores en la consolidación del desarrollo social, económico, político y comunitario. Sin embargo, en la actualidad, muchas enfrentan desafíos que ponen en riesgo su dignidad y bienestar.
Persona adulta mayor en el Perú: claves para entender su situación actual
Desafíos y oportunidades para la sociedad
Una persona adulta mayor como parte de la población peruana nos presenta un reto que como sociedad debemos enfrentar con decisión. Entre los principales desafíos están el fortalecimiento de las capacidades de las personas mayores para que sigan desarrollando sus proyectos de vida, así como la promoción de su participación activa en todas las esferas de la vida y en los espacios sociales.
Pero estos desafíos también nos ofrecen una oportunidad invaluable: la de revalorar a nuestros mayores, no como una carga, sino como un recurso vital para el futuro. La erradicación del edadismo y la promoción de un vínculo intergeneracional son pasos cruciales en este proceso de visualización de una persona adulta mayor como población.
Las personas mayores no solo son un testimonio viviente de nuestra historia, sino también un puente hacia el futuro, aportando al aprendizaje de las nuevas generaciones.
El papel de la comunidad en la dignidad y el respeto
El respeto a la dignidad de una persona adulta mayor debe ser un principio rector en todas las políticas públicas y en las acciones comunitarias. Esto incluye mejorar y renovar los servicios dirigidos a ellas desde un enfoque gerontológico, respetando sus formas de pensar, sentir y actuar, y garantizando el acceso a la educación a lo largo de toda la vida.
En un contexto donde el individualismo y el abandono crecen, una persona adulta mayor, es más importante que nunca al ser objetivo y promover la protección de sus derechos humanos dadas las situaciones de vulnerabilidad que atraviesan.
No debemos olvidar que, en el Perú, la feminización del envejecimiento plantea retos específicos que también deben ser abordados, especialmente considerando que las mujeres mayores acuden con mayor frecuencia a los servicios de salud y atraviesan peores experiencias por resolver.
Hoy, más que nunca, es momento de actuar.
Cada uno de nosotros, desde nuestro espacio, puede contribuir a mejorar la calidad de vida de una persona adulta mayor, ya sea promoviendo su participación en actividades comunitarias, apoyando políticas públicas que garanticen sus derechos, o simplemente brindando el respeto y la atención que merecen, podemos hacer la diferencia.
Envejecer es un proceso natural, y es responsabilidad de todos asegurar que este proceso se viva con dignidad, alegría y plenitud. Recordemos que, como dice el refrán, “no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista”. Es hora de tender una mano, de construir puentes, y de retribuir a quienes tanto han dado por nosotros.
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